La ganadería propiedad de las Herederas de Mariano Fernández-Daza y Fernández de Córdova nace del cruce de dos excelentes hierros de pura raza española, enlazados en los años 20 de siglo XX: de la de los Fernández de Córdova, marqueses de la Encomienda, de Almendralejo, criadores de caballos desde el siglo XVII, y la de los Fernández-Daza, de Campanario, dedicados a la cría equina desde el siglo XIX, y cuya ganadería caballar procede del hierro de Zapata.
Es Almendralejo una villa sobradamente conocida por haber sido cuna de excelentes criadores de caballos. Basta consultar algunas de las publicaciones sobre las marcas de criadores de ganados caballares como la de Zapata (1859) para verificarlo. No en vano, del 17 de mayo de 1566 datan unas Ordenanzas específicas dictadas por el Cabildo para regular la cría caballar en la villa.
En este suelo bien abonado de tradición equina surgió la yeguada de Lorenzo Fernández de Córdova Becerra en la primera mirad del siglo XVII. Su ocupación militar en la compañía de corazas de Lope de Tordoya y luego los tres años como Capitán de la Compañía de Caballos de Corazas de Almendralejo hasta 1650, en las guerras contra Portugal, lo condicionaron para iniciar la ganadería caballar que aún continúa al cuidado de la misma familia almendralejense.
La ganadería fue sostenida por los descendientes del capitán Fernández Becerra y especialmente mejorada por Pedro Benito Fernández Escobar (1701-1791), y por su hijo, el ilustrado IV marqués de la Encomienda, Francisco Lorenzo Fernández de Córdova y Ulloa (1745-1807), quienes compraron algunos sementales en Andalucía para mejorar la ganadería, que a la vez ennobleció otras tantas, como la del propio Ayuntamiento de Almendralejo ya que durante un tiempo el Cabildo de la villa alquiló los caballos padres del que era por entonces el mejor criador de caballos de pura raza española de la localidad. Existen numerosas muestras manuscritas del amor que ambos profesaban a su ganadería. Un especial signo de ello nos parece el que Pedro Benito Fernández Escobar, que en 1766 entregó todos los bienes de su propiedad a sus dos hijos, se reservó en exclusividad hasta su muerte su notable biblioteca junto a algunas yeguas y jacas, jumentos y caballerías de huéspedes y sobre todo el magnifico semental que poseía. Expresaba: “no ha de impedírsele el gusto de que tenga en sus casas el caballo padre de las yeguas”.
El inventario de los bienes que quedaron tras la muerte de Catalina Fernández Golfín, mujer de Francisco Lorenzo Fernández Ulloa en 1794, puede darnos razón de la magnífica yeguada de la familia. Era ella propietaria en ese momento de un semental castaño, dos potros (NERÓN Y LAURADOR) y 18 yeguas (MULATA, CELINDA, CAPITANA, CERRADA, ROMPEDORA, ESPAÑOLA, SARGENTA, BONITA, MORITA, CORDONA, ESPEJUELA, GOLONDRINA, CUATRALVA, ARTILLLERA, VALENCIANA, PIMIENTA, ESMERALDA, CASTAÑA) así como de otros caballos y yeguas (en total seis) de menor belleza o inútiles.
Tras la Guerra de la Independencia, Francisco Fernández de Córdova Melgarejo, V marqués de la Encomienda, volvió a recomponer la yeguada, con algunas adquisiciones de caballos cartujanos, yeguada que, junto a los desvelos ulteriores de su hijo Pedro Fernández de Córdova Mendoza (1814-1890), alcanzaría una notable importancia. Ambos fueron además promotores de la idea de instalar una dehesa potril en Almendralejo, por la extrema carestía de sementales que existía en Extremadura, sugerencia que recogería Juan Cotarelo y que publicaría en su conocido Manual del criador del ganado caballar (1858). Pedro Fernández de Córdova, VI marqués de la Encomienda, compró yeguas y potros a Vicente Romero García, el verdadero artífice de la ganadería de la estirpe cartujana que hoy conocemos. En 1867 el Ejército, habida cuenta la calidad de la ganadería de los Fernández de Córdoba, compró un lote de potros del hierro del marqués de la Encomienda para la remonta militar. Según afirma Calero Carretero al menos 30 caballos de esta ganadería de Almendralejo estuvieron en depósitos oficiales durante algunos años (Calero Carretero, Rafael, y Calero Bernal, Rafael, La cría caballar entre 1741 y la actualidad. Su especial significación en Extremadura, Mérida, Consejería de Agricultura, Desarrollo Rural, Medioambiente y Energía, 2013).
En 1921 la ganadería pasó en propiedad a Carmen Fernández de Córdova y Nogales, nieta del anterior, VIII marquesa de la Encomienda. Tras su matrimonio con Enrique Fernández-Daza Gómez Bravo, la ganadería adquirió aún mayor esplendor. En 1933 compararon un importante lote de yaguas cartujanas (hierro del Bocado en la variante C) a los ganaderos Domínguez Hermanos, sucesores de Vicente Romero y García, de Jerez de la Frontera. De entre todas las yeguas destacó por su extraordinaria belleza NAVAJERA.
Tras la Guerra Civil, y ya viudo el marqués consorte, la ganadería muy quebrantada por la contienda, volvió a resurgir mediante nuevas adquisiciones. Se compró un lote de yeguas a la Yeguada Militar de Córdoba y otro al ganadero Manuel Guerrero.
En el siglo XX destacaron los sementales:
BOLERO, semental castaño, con el hierro de la casa.
NARANJERO II, tordo, de la raza de la Cartuja, con el hierro de Vicente Romero.
FAMOSO, castaño, de la ganadería y marca del Vizconde de la Montesina.
NAVAJERO, castaño, hijo de NAVAJERA.
FURIOSO, tordo, semental del Estado.
CONDUCTOR II, de hierro del Vizconde de la Montesina.
A partir de los años 50 del siglo XX los hermanos Mariano y Francisco Fernández-Daza y Fernández de Córdova sostuvieron la pureza de la noble ganadería, gracias a la exquisita selección de los sementales y la constancia en las líneas genéticas. Adquirieron varios ejemplares a la yeguada militar de Córdoba, que procedían de la ganadería cartujana de Francisco de la Chica Navarro. Entre las yeguas destacaron KANAIMA Y KARABUJEA.
Los premios, ininterrumpidos hasta nuestros días, fueron colmando de felicidad la historia larga de la yeguada, ya desde la I Feria Internacional del Campo. La yegua CLAVELLINA II obtuvo las dos primeras medallas y la copa del Sindicato Nacional de Hostelería. En 1955 esta misma yegua junto a TESORERA II Y PEREGRINA III alcanzaron varios galardones en el Concurso Provincial del Ganados celebrado en Badajoz.